Caleño ve, hoy te quiero hablar acerca de uno de tus temas preferidos, y no es la rumba, no, es la comida!
Y si hay algo que nos define en la vida como caleños es comer sabroso, y comer unos platos que acá son más sabrosos, o sino decime dónde te tomas un mejor sancochito que acá en Cali? ¿O decime donde más conseguís chontaduros de esos que vienen como grasositos en el centro? ¿O decime pues una buena chuleta dónde más te la podés comer?
Pues te cuento que te traigo hoy la historia de la famosa chuleta valluna. En estos días que fui a Bogotá me la ofrecieron, y la venden así: “chuleta valluna”, entonces me puse a investigar y esa vaina que, cómo así que valluna, y no me vas a creer: esa vaina SI SE LA INVENTARON ACÁ. Te cuento la historia:
Masomenos en el año de 1958, don Fabio Medina con ayuda de su mamá doña Ema, crearon un pequeño restaurantico en el centro de Cali, era un lugar pequeño, pero con una sazón increíble que empezó a tener mucha fama entre los taxistas y los vecinos del sector. Para la época, sonaba una radionovela de Montecristo llamada Hotel El Bochinche, y como el restaurante se había convertido en punto de encuentro y de chismes y risas para los taxistas, empezaron a decirle: “este es el propio Bochinche”.
Pero ahí no va el cuento, resulta que pasaron los años y al restaurante llegó un cocinero de Buenaventura, que le propuso a don Fabio hacer una receta que traía de la costa: el pescado apanado. Don Fabio que tenía experiencia con comidas del mar, no quiso copiarle al tema, pero decidió apanar la carne que tenía y la empezó a vender como un producto novedoso.
¡La chuleta valluna había nacido!
Esa receta, tal como venía del pacífico, pero con carne en vez de pescado, fue la que impuso EL BOCHINCHE en Cali, el plato tuvo tal acogida, que luego llegaron otros cenaderos muy famosos, como EL DESPISTE o APOLO, que hicieron su propia versión de la receta y la esparcieron por toda la ciudad.
Te estoy hablando de un plato que llevamos los caleños en el alma, uno se come una vaina de esas y no le llega al estómago sino a corazón, lo deja a uno es lleno de amor. Es el plato insignia de cualquier caleño que se respete.
Pero bueno, esa era la historia de hoy, espero que te haya gustado. Y si no me crees, te dejo un documental que hicimos donde los mismos protagonistas cuentan la historia.
Nos vidrios.
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